Chacabuco

Mi papá era un ingeniero, militante, que tenía una parte muy racional, pero tenía también una parte muy artística, muy sociable, y era deportista, entonces era una persona multifacética. Los tres hermanos hemos heredado algunas cosas de él, pero nunca todas juntas, y ya somos todos mayores de lo que mi papá era.

Mi papá cuenta en las cartas desde Chacabuco cuando llega el cardenal Silva Henríquez, también  cuenta que hay un organismo llamado Amnistía Internacional. Habla de la comida, mi papá era súper goloso, y le agradecía a mi nona, mi abuela materna, que le mandaba postres, que se los había comido, y también habla del nacimiento mío.

El nacimiento mío fue todo un acontecimiento también con los otros chacabucanos que se acuerdan todos de cuando yo nací. El papá de unos amigos mío, Antonio González, estaba ahí y se acuerda de cuando yo nací.

Acá también tengo una carta, que la junté, que es una carta de mi mamá, Aminta se llamaba, porque mi mamá era ascendente italiana por ambos lados. Entonces, en el año 93, en pleno período de la transición, se hizo una huelga de ayuno en la agrupación por la ley Aylwin,  y mi mamá había tenido un rol bien protagónico en lo que fue la huelga de la CEPAL el año 77, que fue la primera huelga que hicieron las mujeres y los familiares, porque también había hombres en esa huelga. Estaba el marido de la Reinalda Pereira… Mi mamá estaba enferma, y yo me fui a ayunar en honor a ella, y acá me escribió, me pone:

“Santiago, 25 de agosto de 1993

Querida hija:

Sé que estás bien, pero muerta de hambre” -nunca pasé hambre- “sin embargo, sé que al igual que yo estarás junto a  personas maravillosas de las cuales aprenderás mucho” -en eso no se equivocó- “pensé que nunca hubieras tenido que hacerla, menos en democracia. A estas alturas de la vida, pensé que todo habría cambiado para bien. Quiero que sepas que te quiero, que te extraño, y que aún estoy segura que el dolor del hambre no se compara al dolor de no saber del ser amado, y por eso hay que seguir peleando. Gracias por tu entrega, el papá lo siente, estoy segura.
Te ama
tu mamá, Aminta.
Saludos a todas”.

Esto lo escribió en agosto del 93, mi mamá murió en septiembre. Mi mamá estaba en Chile, estaba enferma en esa época, y murió el 19 de septiembre.

 

Relatado por María Paz Concha, hija de Marcelo Concha Bascuñán.