Srta. E. Díaz

Inolvidable corazón: Ayer en la tarde recibí tu atenta y veloz carta, en la cual me das a saber, que recién haz recibido la mía.

Yo ya me estaba impacientando , porque no podía explicarme tu silencio, que cada vez me desespera mas y ya lo estaba tomando como un capricho tuyo y fíjate, tu carta llegó, en el preciso momento que iba a salir a dejar una al buzón, en la cual te reprochaba el no contestarme. Después de leer la tuya, no me quedó otra alternativa que recuperarla y empezar luego hoy esta otra, llena de cariños.

            Tu has de saber que llevo ya, dos semanas en este infierno, y que no hallo las horas de partir, a donde estés tu, mis padres y hermanos, mis amigos, mi ambiente. Aquí tengo de todo (cuando digo “de todo” me refiero a lo material) nada me falta , sin embargo, quiero irme, pues soy de carácter mas sentimental que realista. (Claro es, que eso de “mas sentimental” tu lo interpretarás como “mas Tonto” , pero, ¡que diablos! Yo soy así).

            Creo que me faltan solo unos días para partir, pues al que estoy reemplazando, está ya por volver, lo que no sé, es cuando. Tal vez sea mañana, a contar desde hoy. Por lo tanto te pido no contestes esta, porque me encuentro en el momento crítico, esperando sólo el ya, para salir cuanto antes de aquí, sin esperas que se arrepientan y me dejen otro par de semanas mas.

            Yo lo he pasado regular nomas el tiempo que he estado aquí, pero me consuela la pronta partida, y un día de estos, estaré como de costumbre, frente a tu trabajo, esperando que salgas para poderte ver , ¡si me parece un siglo el tiempo que nos separa! Bueno chiquilla, sin mas con que aburrirte por el momento, leyendo, me despido de ti con mucho afecto y cariño y espero que al recibir esto te encuentres completamente reestablecida.

Fernando Navarro