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La memoria del hijo
Durante los primeros meses, yo le decía a Rodrigo, nuestro hijo, que su mamá había ido a comprar. Después, a veces yo iba con él a la Vicaría y él se escondía, era tímido. Él siempre supo que los milicos se la llevaron, y yo se lo dije al poco tiempo. Él quedó con eso. En el año 75, cuando salió la lista de los 59, ahí me ocurrió algo, no sé si él lo habrá notado. Yo lo escuché en la radio, y salí como loco hacia el Comité, había salido la segunda lista de los 59 y ahí apareció el nombre de Mónica. Llegué al Comité, y no podía aceptarlo. Rodrigo debe haber visto eso, tenía unos cuatro años. Los niños perciben todo. Después, en los veranos, Rodrigo se iba a Rengo donde mi mamá, y ahí lo pasaba súper bien, él sabía que yo andaba buscando a la mamá. Después, para la huelga de hambre larga, del 78, yo duré 12 de los 17 días, me sacaron mal y Rodrigo me fue a ver al hospital. Esas vivencias lo marcaron, él sabía que yo estaba en huelga de hambre, no sé si entendía mucho.
Rodrigo debe haber tenido unos 12 años, cuando yo escuchaba las noticias por la televisión, donde hablaban de los detenidos desaparecidos, Rodrigo sabía que su mamá era desaparecida, y me dijo: “Papá, yo creo que a mi mamá la mataron los milicos”. Yo no aceptaba todavía eso, entonces que me lo dijera él… y yo le dije: “Sí, a lo mejor”. Eso me quedó dando vueltas y me hizo pensar y bajar a la realidad, que sí, que estaba muerta. Nunca se lo he dicho a Rodrigo, eso fue como en el año 79.
Relatado por Manuel Maturana, marido de Mónica Llanca.