Fue un tiempo muy bonito

Empezamos a pololear en el año 69. El tiempo que pololeé con Mónica fue un tiempo bonito. En su casa siempre celebraban los cumpleaños, mientras que en mi casa en el campo no pasaba nada. Para las pascuas en el campo, cuando yo estaba chico, había fundos con inquilinos, y los patrones les hacían sus fiestas, pero mi papá no tenía buena situación, no había plata. Los hijos de los inquilinos salían con sus caballos de palo y sus regalos y todo, pero yo no viví eso. Pero cuando conocí a Mónica las fiestas de pascua eran bonitas, inolvidables. Ella era alegre, buena para bailar, para echar la talla, era inteligente. A ella le gustaba mucho el campo y cuando pololeábamos íbamos donde mi mamá los veranos y ella lo pasaba súper bien.

Cuando ella iba en el último año de humanidades, como yo estaba estudiando de noche, estudiábamos juntos; estudiábamos y pololeábamos. Tengo la libreta de comunicaciones donde ella ponía, porque era ordenada: “De tal a tal hora, pololeo”. Pololeamos un año y poco más antes de casarnos.

 

Relatado por Manuel Maturana, marido de Mónica Llanca.