+
Era la segunda de cuatro hermanos
Mi mamá era una niña de clase media de la Villa Olímpica de Nuñoa, siempre vivió ahí. Era la segunda de cuatro hermanos, y el único hombre era Sergio, su hermano mayor. Mi abuela enviudó antes del Golpe, el mismo 73, entonces se quedó sola con estos cabros. Mi mamá nació el 18 de septiembre, hubiera cumplido 60 el año pasado, el 2013.
Ella estudió en el colegio público, en un liceo que estaba ahí cerca de la Villa Olímpica. Fue compañera de la Teresa Calderón, una poetiza. Ella donó un libro de Historia y Geografía que era de mi mamá y decía “Carmen y Verónica las amo”, muy adolescente. La Tere ha escrito cosas de mi mamá, y siempre me decía que era como yo, sencilla y alegre
Sus amigas del liceo tienen fotos con ella. Mi mamá estaba preocupada de su mamá, de sus hermanos, de su casa, de su familia, de leer, leía novelas, era romántica, soñadora, apasionada. En esa época era súper joven, tenía 18 años. Nunca hizo nada más en su vida que estar enamorada. Entre los 18 y los 28 fueron 10 años de su vida en que ella amó a dos hombres y a su hermano, porque su lucha parte con la memoria de mi tío.
Tuvo muy buenos amigos, fue una muy buena niña y estuvo siempre muy enamorada de mi papá, todos la recuerdan así. Mi papá fue todo, su primer amor, pololo, todo. Tengo relatos bonitos de ella, porque mucha gente que la conoció me cuenta que fue muy buena persona, muy buena mujer, buena vecina. Como yo soy del barrio todavía, me asocian mucho con ella, porque físicamente nos parecemos bastante de acuerdo a la gente que la conoció. O sea yo ahora tengo muchos más años que los que ella tenía cuando la ejecutaron. Tenía 28 años. Mi mamá era muy chica de tamaño, medía un metro 46, enana y menuda. Yo tengo ropita de ella que es ridícula.
El Héctor, que era un joven que siempre estuvo enamorado de ella, vino a Chile y almorzamos
juntos. Él me decía que siempre la quiso, que era la más linda siempre, la más chiquitita pero la mejor formada, que era muy muy muy alegre, súper trabajadora y con una energía siempre muy vital. Era sana, más bien tranquila, no era de tomar ni de carrete.
Tengo que preguntar de la vida de mi mamá porque mi papá fue el gran silenciador, después vengo yo, y aquí estoy, puedo preguntar y nadie va a usar la imagen de mi mamá para lo que sea sin que yo lo decida, eso ha sido bonito. Los amigos de mi mamá de esa época han cuidado mucho su nombre, porque en un minuto se usaron muchos nombres, fotos, imágenes, todo.
Relatado por Sylvana Fuentes, hija de María Verónica Cienfuegos.