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La Edith
Mi mamá era como una niñita bien. Había sufrido pobreza cuando niña, pero mi abuelita crió dos hijos sola, porque el abuelo se tiró al alcohol y la abuela decidió en esos años separarse, y criar al Luis y a la Edith sola. La Edith era la regalona de las tías, de todos, era muy protegida, además que era preciosa. Incluso, después de casarse con Fernando sigue siendo igual de protegida por él o la abuela que la vestía de punta en blanco con las mejores tenidas, y si salían los zapatos rojos en esa temporada ella tenía los zapatos rojos.
Me da risa cuando las viejas me hablan de la Edith porque siempre llegaba impecable. El ropero de la Edith era más grande que el de nosotras tres juntas, le encantaba la ropa.
Nosotras queremos recuperar la memoria de nuestra mamá. Todo lo que hizo ella e hicieron las mujeres de desaparecidos de buscarlos incesantemente.
Mi mamá se subió a un camión a decir un discurso, ahí en la calle Pedro Montt. Ella también estuvo detenida y se restó mucho, lo que pasó fue muy triste. Yo me enteré leyendo una entrevista que le hicieron a ella en un diario sueco y llegué hasta la mitad, no pude seguir, porque ahí mi mami cuenta todo lo que le hicieron. Estuvo como dos semanas. Fue detenida como en octubre, fuimos a la Cruz Roja, le llevábamos azúcar, le llevábamos té, y nunca le llegó nada.
La tenían en “El Evo”, un barco, y la soltaron después de dos semanas en un cerro en Valparaíso, con la misma ropa que se la llevaron, con su camisa de dormir. Como pudo se subió a una micro y llegó a Agua Santa aquí abajo, cuando se baja de la micro la encuentra un compañero, y él la trae hasta acá, y me dice: “Traigo a tu mamá”. Me acuerdo que venía muy mal, mal, mal. Mi abuelita la tomó y la cuidó. Teníamos que andar en puntillas, no se podía hablar fuerte, porque cualquier cosa que se caía mi mamá gritaba. Me acuerdo de mi abuelita cómo la cuidaba, era como una enfermera.
Cuando falleció bajaron muchas mujeres del cerro, sobre todo abuelitas, y me decían: “Tu mamá llevó el centro de madres en tal parte”… Fue muy activista. Mi mamá falleció a los 72 años.
Relato de Érika y Mónica Navarro, hijas de Fernando Navarro.