No alcanzó a tener chapa ni nada

Pedro tenía su grupo y nosotros no sabíamos, se fue involucrando. Una vez cuando yo tenía mis dos hijos mayores, lo encontramos por el convento y ahí nos dio a conocer que era mucha la desigualdad, era lo que a él le preocupaba. “Hay tanta gente pobre –decía-, y mira a los gringos Kast, todo lo que tienen ellos”, y nosotros nos fuimos dando cuenta que él ya tenía un ideal político.

Pedro en Paine era muy conocido, muy querido, porque Bavaria quedaba en la carretera y nosotros pasábamos para acá por el convento y el retén, todos los días. Lo otro es que mi mamá le daba pensión a carabineros, tenía tres carabineros en la casa. Entonces el capitán conocía a Pedro, y cuando desapareció, él sabía lo que estaba pasando, en lo que estaba metido como simpatizante del MIR. Los amigos me han dicho que era simpatizante o militante, pero que no alcanzó a tener chapa ni nada de eso.

Un compañero de Pedro del MIR fue un día a la parcela, después de cinco años, a decirme que no lo buscara más, que  estaba muerto, que estaba por acá, porque cuando tuvieron a los detenidos en Paine, los sacaron agónicos, decía, y los carabineros lo entregaron a los militares. Aparte que Pedro tenía un problema a la sangre que apenas se rascaba un poco se inflamaba. Entonces yo nunca pensé, con toda la paliza que le dieron, cómo habrá quedado. Dicen que le volaron los dientes, y que él escribió con su sangre en la pared del retén, que la lucha tenía que continuar. Los compañeros siguieron trabajando en la villa. Ellos formaron el comité para formar esa villa, están muy bien organizados pusieron el nombre de las calles, formaron un cuerpo de bomberos, tienen su sede y muchas actividades sociales.

Yo he tenido contacto con sus compañeros del MIR. Ellos le prepararon el funeral, todo. Nosotros no hicimos nada. Ellos me cuentan siempre que todo esto de arriba es una villa, y dicen que todo es gracias al Pedro. Ellos quedaron con vida, y todo ese grupito arrancó pal cerro. Entonces a Pedro le dijeron que partiera a esconderse, pero él dijo que no, porque en las condiciones en que estaba mi mamá, no la podía dejar sola. Siempre dicen: “Nosotros le debemos la vida al Pedro”. “Para nosotros es un líder”. Ellos se quedaron acá. A uno lo detuvieron pero un carabinero lo pudo sacar a escondidas y se salvó.

También, la directora del Liceo de Buin, donde estudió Pedro, era del MIR, la Aidea Soto. Ahora el Liceo de Buin tiene el nombre de ella. Ella se quedó acá en Chile.

Relatado por Silvia Vargas, hermana de Pedro León Vargas.