Mi papá imaginario

Me producen ternura, por el solo hecho de pensar que estos objetos tuvieron contacto directo con mi papá, algo que yo tuve y de lo cual no guardo recuerdo, es muy fuerte. Con la cigarrera, ahora que yo fumo como enferma, y que tengo más años que mi papá en el momento de su detención, me hubiera gustado fumarme un cigarro con él. Cosas tan banales, tan cotidianas, pero cuando la ausencia te ha marcado, pasan a tener un valor supremo. Son verdaderos tesoros, lo que queda de alguien que no está físicamente. Tengo la fortuna de tener algunas cosas: se suma el reloj, el isopo, la chaqueta, la moneda, pero son casi objetos de culto, porque yo puedo sentarme y decirle a mi hijo: “Mira, esta cigarrera la tuvo tu tata y en algún momento la palpó, la usó”, y no tengo más que eso en lo físico, entonces es como un regalo, un tesoro, un testimonio. Yo quizás por un cuento de sanidad mental, nunca he sido de andar imaginando. Si bien como te contaba, me he dormido pensando en que quería soñar con él, no soy de pensar qué hubiera hecho mi papá, qué me hubiera dicho, pero sí no pasa casi día en que no… yo paso por mi casa y veo una foto de él y me comunico con él. Yo creo que es con quien más puedo conversar y compartir cuestiones. Él está muy presente. Pero más de mí hacia él, no imaginando cosas, porque creo que me haría más daño, a no ser en situaciones especiales he llegado a pensarlo, qué se yo. Ahí me marcó mucho mi mamá cuando chica que me decía que ya no estaba el papá y que no podíamos imaginar cómo sería la vida con él, porque el papá no está. Suena terrible, rudo, pero es lo que tenía que hacer. Yo era una niña chica y mi mamá me estaba protegiendo. Y ahora soy adulta y puedo hacer con mi mente lo que yo quiera y lo evoco como quiera. Pero como madre yo ahora entiendo que quizás haría lo mismo con mi hijo. Yo no recuerdo, pero me dice mi mamá que yo vivía pensando: “Y el papá que no llega”, entonces mi mamá tenía que sacarme de eso también.

La cigarrera es parte de mi papá imaginario, porque una de las fotos que fui recuperando es una que sale él fumando, con su pelo largo, fumando y mirando para el lado, si bien me acuerdo bien de esa foto cuando chica, después olvidé que fumaba, entonces hace poco me reencontré con los objetos y fue como acordarme que mi papá fumaba y bueno, yo también fumo. Estaba impeque la cigarrera, como si la hubieran comprado recién, no le ha pasado nada. Tiene un olor a cuero nuevo… Esto es reciente, no recuerdo haberla visto antes, no me llamó la atención, no sé… mi tema con la maleta era la ropa, pura ropa, sentirle la textura, palpar.

El reloj lo quise usar alguna vez, pero no funciona y caché que cuando usaba la ropa… en esa época me chorié el reloj, sus buenos años ya. Es precioso y era de allá. Es muy elegante y muy bueno, no sé si será ruso propiamente tal pero sé que es de allá, lo compró allá y lo usó mucho, y se lo sacó para la época del Golpe. Lo que no me he fijado es la fecha en que se detuvo la hora, porque ahí va la fecha, me acabo de dar cuenta. En todo caso se detuvo a las 7:28. Mi mamá nunca usó sus cosas, ni la argolla, ni ropa, nada. Tampoco los sacó como hice yo, que tengo las cosas en la casa incorporadas. Mi mamá las tuvo siempre guardadas, porque a diferencia mío, siempre dijo que lo llevaba tan consigo, dentro de ella, que no necesitaba ver su rostro… ella lo tenía como parte de ella, porque ella lo tocó y tiene otro recuerdo, no como yo, yo necesitaba ver la foto, ver la imagen. Por ejemplo, hay una foto, que es la que uso yo. Esa foto me la regaló la primera mujer del Marcelo, la mamá de la Lilia, la Dorita, la gran amiga de mi papá. Yo muchos recuerdos los tengo gracias a la Dorita. Ella hablaba mucho de mi papá, a diferencia de algunos a los que les daba como temor, la Dorita me decía que a mi papá le gustaba esto, que era tan alegre el negrito… y ella me regaló, cuando yo cumplí los 18 años, una foto de mi papá riéndose con la nieve, que es la que yo repliqué. Y fue todo un acontecimiento porque hasta entonces yo no lo había tenido colgado en mi pieza. Desde los 18 años yo lo tengo colgado en mi pieza y ahora está en la casa, no en la misma pieza, pero siempre he tenido fotos de él. Y ese cuadro que está ahí creo que se lo pintó a mi mamá y también me lo apropié yo. Mi mamá como que no alegó nada y soy bien robona de esas cosas. Después del Golpe, no usaba nada que pudiera dar datos o señas. Muchas cosas y fotos tuvo que romperlas y corrió un riesgo al guardar la famosa maleta porque eran tiempos en que la más mínima cosa así representaba un riesgo. Si hubiesen allanado la casa o cualquier cosa…, pero bien.

El reloj a mí me produce más reflexión, porque es lo que simboliza el tiempo. Se cumplen 36 años de su detención y el reloj, que lo acabo de tener entre mis manos hace un par de días, es el mismo reloj que él tuvo y que marcó su tiempo, que se detuvo y que nunca más le pusimos pila, y que sigue estando ahí pese a que el tiempo sigue pasando. El reloj literalmente detuvo su andar así como se detuvo la presencia física de mi papá. Si yo me muero yo creo que voy a pedir que me entierren con ese reloj.

Relatado por Lorena Díaz Ramírez, hija de Lenin Díaz.