+
Casa del Quisco y Puerto Montt
Esta casa era de mi abuelo materno, Manuel Rojas. A esta casa íbamos mucho de vacaciones junto con Puerto Montt donde la casa de mis tíos y luego al lago Chapo. Nos íbamos todo el verano, como antes, cuando uno salía en diciembre y volvía en marzo. Estos eran los dos lugares donde nosotros íbamos siempre.
En esta fotografía está mi papá con mi hermana Estela en el Quisco, en esa foto él tenía como 28 años. Tenemos varias fotografías familiares en el Quisco. Para mí no es fácil recordar los veraneos ahí. Mis padres se separan cuando yo tenía 7 años.
Me acuerdo más de las idas al lago Chapo, Puerto Montt, porque era un lugar distinto para mí, era más especial. En cambio, al Quisco íbamos siempre, entonces se me confunde más fácilmente, se superponen los recuerdos.
En esa fotografía en el Quisco estoy con mi muñeco que se llamaba Memo, ese era mi Memo, para mí era inolvidable. No sé hasta qué edad jugué con muñecas, pero creo que como hasta los 8 o 9 años. Mis papás me lo regalaron.
La navidad era todo un rito en mi familia, ir a comprar un pino de verdad y armarlo todos juntos. Por muy comunista que fuera, igual lo hacía. Siempre celebramos la Navidad y el Año Nuevo.
Me acuerdo que en esta casa una vez se vistió de viejo pascuero, yo en ese momento creí que era el viejo pascuero. Recuerdo que la casa tenía de entrada un pasillo muy largo y un comedor bastante amplio y me acuerdo que yo estaba ahí y mi papá pasó como corriendo, supongo que así pasa uno cuando se viste de viejo pascuero para que no lo pillen y yo me impresioné, me asusté más bien, y no corrí detrás de él, me quedé paralizada.
A mi papá le gustaba mucho eso de jugar, lo lúdico.
Relatado por María Luisa Ortiz, hija de Fernando Ortiz.