Srta. E. Díaz B.

Corazoncito:

Ante todo, espero y deseo que al recibo de la presente te encuentres bien reestablecida, yo por aquí con un montón de novedades que te voy a contar, (aunque sé muy bien que a ti nada te importa). Mira chiquilla; sucedió algo imprevisto, algo que yo no me esperaba, pero que presentía ¿te acuerdas cuando te decía que tenía miedo de que esa felicidad que a tu lado sentía, dejase pronto de existir?

Bueno así ha sucedido, estoy aquí y no se cuando vuelva, si ha de ser dentro de un año, 6 meses o una semana, pero por lo que he oído decir,  será cuanto mas un mes. Esto es sin seguridad (Qué gusto te daría, si me quedara acá eternamente, ¿no?).

            El Miércoles 19 , cuando fui a trabajar se me notificó, de que al día siguiente , tenía que salir de Barón acá en el primer tren de la mañana, para estar en esta ciudad un tiempo indefinido. Como ese día salí a las 10 de la noche del trabajo, apenas tuve el tiempo necesario para arreglar algunos asuntos y ayer llegué a esta ciudadela a las 11 de la mañana.

            Ahora, mirando la realidad me doy cuenta de mi situación, cosa que con el apuro que tuve, no había reparado. Me encuentro en una ciudad extraña sin un amigo (a pesar que a 38 kms de aquí, o sea en los Andes, los amigos me sobran), sin grandes posibilidades económicas y con una casa de máquinas que lo único que me ofrece es: trabajo, trabajo y más trabajo. Lo único bueno que tiene, es que me desocupo a las 17 ½ de la tarde y como aquí tarda en oscurecer , me dedicaré a conocer la ciudad desde todos sus puntos de vista. Después de todo San Felipe no aparenta ser feo y ¡que diablos! Haré como el burro, o sea conformarme.

            Muñequita, pasaré a decirte otra cosa, y es que te echo de menos, y tu podrías acortarme este suplicio de una u otra manera y la primera es enviarme una fotografía. ¿Qué te parece corazoncito, quieres? Sé lo difícil que será para ti hacerlo, porque en ti manda una mente caprichosa y no una mente que marcha al compás del corazón, pero no olvides que te quiero mucho, y que la vida sin ti, casi me es imposible.

            Comprende que aquí estoy solo y que deseo tenerte en mis brazos y besarte mucho… mucho, pero que ante la imposibilidad de esto, me contentaré con contemplarte, para así aliviar mi sufrimiento.

            Bueno encantadora muñeca, no quiero aburrirte mas con mi lata, así que me despido de ti con muchos cariños y espero una carta tuya junto con lo que te pido.

Fernando Navarro

Nota. no creo en milagros,  pero por si acaso mi dirección es:

            F. Navarro A.

            Riquelme 47

            San Felipe