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Es único –decía–, muy muy especial
Pedro estuvo hospitalizado por ese problema de salud que tenía. Una vez en Osorno, mi papá llegó curado a la casa, y para defenderse y protegerse, porque tenía que andar llegó con una tremenda piedra, y tiró la piedra en la cuna, donde estaba mi hermano durmiendo. En ese tiempo éramos muy pobres, no íbamos a tener nunca una cuna con colchón ni nada, y teníamos poca ropa. Mi mamá pensó que había matado a la guagua, pero no le pasó nada. Pensó que le iba a pasar algo especial porque ¿cómo no le había pasado nada?, ¡si mi mamá pensó que se había muerto! Tenía cosas muy especiales él, por eso mi tía decía que Pedro era de poca vida: “Es único –decía-, muy muy especial”.
Después cuando chico era muy juguetón, muy dinámico. Todavía tengo la imagen de Pedro con esos overoles que se usaban antes y su guatita, era medio gordito. Nos fuimos de Santiago a Linderos y en el colegio era fortachín y muy dinámico. En el Sur, un día tomó una lombriz y empezó a corretearme a mí por las piezas y yo me moría de susto, y él se mataba de la risa detrás asustándome con el gusano. Y así siempre andaba con bromas. Una vez lo mandaron a comprar y un caballero le dijo: “Pelaito, ¿de dónde eres?”, y le contesta “De la cabeza señor”. Era muy travieso.
Relatado por Silvia Vargas, hermana de Pedro León Vargas.