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Era el concho y juraba que todo giraba alrededor mío
Cuando desaparece Sergio se desintegra definitivamente la familia. Mi papá trabajaba todo el día. Se quedó para dentro, echó a todo el mundo alrededor y se encerró en la casa. Mi mamá salía a las 8 de la mañana a buscar a Sergio y volvía a las 9 de la noche. El carácter que se ha forjado mi madre viene de todo lo que le ha tocado vivir. Pero siempre fue una madre muy preocupada. Antes de la desaparición de Sergio, yo era el concho y juraba que todo giraba alrededor mío, después no sé si me sentí abandonado, pero tuve bien claro que me la tenía que batir solo. Después me di cuenta, que eso me daba un poco de rabia. Pero en realidad agradezco como lo viví: no fue un sufrimiento desgarrador. Creo que estuvo mejor que a los niños que los llevaban a Cuatro Álamos porque a las mamás no les quedaba otra. Mi colegio estaba cerca, y yo lo pasaba bien. Tenía plata para almorzar donde elegía almorzar. Mis amigos se iban todo el día para mi casa, nos la pasábamos bartoleando. Con el tiempo me he dado cuenta que corrí varios peligros. Me acuerdo que era bien pirómano. En mi patio, con mis vecinos, quemábamos hartas cosas con parafina, pero nunca me mandé una escoba grande.
Relatado por Patricio Reyes, hermano de Sergio Reyes.