Esa noche nos amanecimos

Esa madrugada iban a ser las votaciones de las primarias de la CUT en el Teatro Caupolicán, y había sido el V Congreso de la CUT, entonces los dirigentes me dicen: “Anda de nuevo a la peña del Lalo Farías y diles que manden artistas para entretener a la gente de aquí”, porque era gente de Arica a Magallanes, si era una cuestión enorme. Imagínate que existían más de cinco mil delegados y yo era del sindicato del mote con huesillo. Esa noche nos amanecimos y Juan se empezó a poner celoso porque Nicolás López no me dejó en toda la noche, y a la amanecida, después de las elecciones, dice: “Ahora nos vamos todos a dormir porque estamos rendidos”, y a las 7 de la tarde la peña de Farías le daba una despedida a todas las federaciones extranjeras que eran de la URSS de Praga, que eran casi todas socialistas. Y resulta que a la amanecida él me ofrece llevarme a mi casa, y me dice adónde vives y yo le digo que en el paradero 8 de la Gran Avenida, y yo le digo: “Qué me vas a ir a dejar, si tienes que volver pa allá”. Me dijo que me iba a dejar igual, tan atento. Íbamos llegando a la casa y yo le dije: “Te voy a probar a ver si eres tan re choro”. “Por qué no dejamos todas estas carpetas y nos devolvemos al mercado a comer mariscos pa hacerla mañana”, porque estábamos trasnochados y con sueño. “¿De verdad?”, me dijo. “¿Tú te atreves a comer en la calle, porque todas las mujeres que invito…”. “Por qué no voy a comer”, le digo. “Tengo cinco hermanas y con mi papá vamos, y si tengo ganas voy sola también”. “No te puedo creer”, me dijo. “Sí” le dije yo. Entonces fue como una prueba de fuego, como que se picó. Entonces fuimos y después me tuvo que ir a dejar a la casa de vuelta, porque tenía que dormir hasta las 5 o 6 que tenía fiesta con los delegados extranjeros.

Relatado por Anita Altamirano, esposa de Juan Gianelli Company.