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Un día van a venir a allanarnos y se van a llevar hasta a la guagua
Ese día 26 de julio me levanté temprano y me fui porque tenía que ir al centro de perfeccionamiento y él salió en piyama hasta la puerta pero no a la calle porque la casa donde vivíamos era como de estilo español y tenía una ventanita que no se abría, y desde ahí me hizo una seña. Nunca más lo vi.
Esa mañana yo estaba tan furiosa porque había alojado de nuevo el Nicolás López en la casa y yo le decía que hasta cuándo íbamos a aguantarlo “Hasta que un día van a venir a allanarnos y se van a llevar hasta a la guagua”.
La nana me cuenta todo de ese día, cuando él desaparece, en la vicaría lo primero que me piden es cómo iba vestido, y la nana empieza a decir, se puso esto, se puso esto otro. Fue tan impresionante porque en la percha había quedado la chaqueta de mi hermano que se había ido a Finlandia, y Juan tomó esa chaqueta y se la puso, no la de él. Se fue con el chaleco que yo le había tejido que nunca se ponía, la polera de arcos, manga larga, yo la tenía guardada ahí como recuerdo, y unos pantalones que yo le estaba haciendo, él compró el género en la calle Santo Domingo y me pidió que le hiciera el pantalón, pero no estaba terminado. Yo le había dicho que le faltaban los bolsillos, pero se los puso igual. Yo por años anduve con los bolsillos que eran una de las cosas que le sirvió a la vicaría, se los llevé para que vieran la tela del pantalón que traía puesto. Lo otro es que Juan no tomaba mucho a mi hija en brazos, no era como ahora que todo es compartido, y ese día lo hizo. Después me enteré que la semana anterior la había llevado donde su mamá que vivía a cuadras de la escuela donde lo andaban buscando.
Ese día 26 de julio se dieron tres cosas que nunca se habían dado en la vida. Me la pasaba pensando que en la Revolución cubana, el desembarco del Granma fue el 26 de julio, el cumpleaños de mi mamá y el cumpleaños de Unamuno eran ese día, ¿qué iba a pasar el 26 de julio?… premonitorio. Anduve días con esa obsesión del 26 de julio.
Relatado por Anita Altamirano, esposa de Juan Gianelli Company.