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Hicimos una lista de todos los profesores que estaban en el exilio
Días después del Golpe Juan llega a la casa de mi mamá, solo íbamos a nuestra casa a buscar ropa y cosas así. Cuando decidimos volver a nuestra casa, como a fin de año, Juan volvió a hacer clases a medias. El director era un radical muy de derecha pero quería mucho a Juan, la portera a las 7 de la mañana estaba en la puerta con el libro, Juan firmaba y se iba, entonces si alguien iba a preguntar, le podían decir que él estaba ahí pero que justo lo habían mandado a la inspección escolar. No lo dejaban dar clases para protegerlo, pero después lo empezaron a perseguir. Los jefes por orden del ministerio lo iban cambiando de escuela, lo iban castigando, bajándolo de grado, hasta lo pusieron de portero. Tengo unos papeles timbrados, donde dice algo como: “Lo vamos a vigilar. Lo vamos a poner bajo la dirección del director de confianza y ante cualquier asomo de actividad política, será llevado a la justicia militar”.
Yo una vez ya no resistí más y fui a hablar con alguien importante del partido y a preguntar cuándo iban a sacar a Juan de Chile, “Mira como está, ya no se puede ni parar de flaco, porque un día duerme en una casa, otro día en otra, y más encima es un dirigente público, y además va a hacer clases”. Después lo empezaron a buscar, primero lo fueron a buscar a la fundación de los trabajadores metalúrgicos, porque lo acusaban de ser el autor intelectual de esa escuela sindical, y después lo fueron a buscar a la casa de mi mamá, luego donde sus padres, y a la última casa que fueron fue la mía. Llegaron a allanarme y Juan ese día había ido, entonces este papel que es de su sueldo, estaba en la mesa del teléfono, y cuando entraron yo les dije: “Pero si nosotros estamos separados, aquí está, me vino a dejar plata porque le pagaron el sueldo”. Un día se iba a alojar donde mi mamá, otro día nos íbamos los dos a alojar donde su hermana.
Mi hija había nacido el 74 y nosotros no paramos ningún día de hacer listas de lo que había pasado con los profesores. Los dos hacíamos esta misma actividad pero con otras personas, por separado. Yo salía con delantal, como dueña de casa, con zapatillas de casa, y me recorría todo Santiago con una bolsa como si fuera a la feria. Juan hacía lo mismo y otras cosas más, hacían reuniones para saber de la gente y tratar de sacar una estadística, porque eso se iba denunciando. Casi semanalmente se mandaban las informaciones al exterior para saber cuántos faltaban en Santiago, desaparecidos, etc. El 76, parece que en abril, hicimos una lista de todos los profesores que estaban en el exilio, y fuimos a hablar con el presidente de la Corte Suprema, y también al Ministerio de Educación con la ministra que era la Mónica Madariaga, y le llevábamos las listas que se iban para afuera, porque desde allá la gente nos respaldaba.
Relatado por Anita Altamirano, esposa de Juan Gianelli Company.