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Hoy se cumplen tres años, seis meses y diecinueve días desde la fecha en que nos casamos
Si miráramos para atrás, serios, en esta miseria de tiempo hemos gozado y sufrido como jamás imaginamos antes de casarnos.
Vida mía: hemos sentido la inmensa alegría de poseer una hija y un hijo, pero también hemos sentido el no menor inmenso dolor de perderlos, y a pesar de todo hoy te miro y yo también me miro y veo, con gran alegría que el destino aún no nos vence.
Amor mío: Ambiciamos lo mismo, lucha más por lo mismo y es más, cuando observo tus emociones, comprendo que el destino, difícilmente podrá juntar una pareja como esta, tan común en sus tonteras sentimentales.
A pesar de los tropiezos económicos que hemos tenido y a la manera de vivir desprendidamente, hoy nos encontramos con un pequeño capitalito, que si bien es una bagatela para nuestros propósitos, me llena de orgullo que esto ha salido de la nada y se ha formado a fuerza de constancia y empuje de ambos. Sabemos a ciencia cierta qué es lo que queremos, y esto es: Tener hijos, pero tener hijos sanos y poder darles todo aquello que tu y yo en nuestra infancia y adolescencia no tuvimos y sabemos que este es el momento más fácil para nosotros de cimentar una situación como la que ambicionamos.
Sabemos también que somos jóvenes y ante nosotros se extiende una vida, por la cual vamos a luchar a brazo partido, y que esa vida nos deparará muchas sorpresas, alegres y tristes. Dios dirá, pero que estamos dispuestos a pesar de todo a triunfar. Ruego a Dios que nos ayude.
He elegido esta fecha, la de tu santo, para recordarte todo esto, hace tiempo que no escribía de esto, para ti amor mío, y encontré a mi parecer este el momento oportuno.
Aprovecho para desearte un feliz día y muchas felicidades en compañía mía, tu esposo.
En Valparaíso, 16 de Julio de 1959.
Escrito por Fernando Navarro.