En 1973 le quitan los libros que tenía en la Universidad de Chile

Después del Golpe, él no vuelve a la universidad, quedando todas sus cosas ahí. Supimos que muchos libros fueron quemados y los otros simplemente desaparecieron.
Mi papá tampoco regresa a su casa, ya que una vez ocurrido el Golpe entra inmediatamente en la clandestinidad. La compañera de mi padre, María Luisa, coloca los libros en cajas y una vez que ella parte a México al exilio quedan en una bodega en la casa Bellavista. Posteriormente entran a robar a la casa y se llevan, entre varias cosas más, las cajas con los libros.

Mi papá les colocaba un timbre con su nombre a los libros, a veces al inicio y otras al centro. También estaban marcados con lápiz rojo ya que siempre subrayaba cosas que le iban interesando.
A mí y a mi hermana Estela nos ha pasado en todo este tiempo que amigos nos han traído libros que han comprado con el timbre de mi papá, muchos son de la calle San Diego. Para nosotros ha sido muy importante poder recuperarlos.
Hemos recibidos de vuelta libros como el Manual de la economía política, El capital obrero , Lenin, etc.

Según mi hermana Estela, tenía además cuadernos escritos con anotaciones, yo no recuerdo.
Esos cuadernos se perdieron.

Lo que tengo son algunos resúmenes de libros que él hacía, donde además colocaba comentarios sobre los mismos. Todo lo escribía con máquina, también las clases de historia las escribía así.

Este es uno de sus comentarios:
“A los intelectuales en el movimiento revolucionario y en particular del partido se llega al absurdo de considerarlos susceptibles de influencias burguesas por el hecho de expresar sus dudas e inquietudes, cuando éstas son precisamente sus virtudes. Se le anota la característica del trabajo de los intelectuales, es el análisis y la abstracción unidas a la solución, donde el problema…“.

Estos papeles los he puesto en un cuaderno especial, separando hoja por hoja entre papeles de algodón, pues estaban desapareciendo.

 

Relatado por María Luisa Ortiz, hija de Fernando Ortiz.