+
Tenía 20 años cuando desapareció
Nosotros éramos nueve hermanos, nueve nacidos vivos, mi mamá tuvo dos pérdidas. Somos de Santiago, yo soy la cuarta y Pedro el mayor. Éramos cuatro hombres y cinco mujeres. Tenía 20 años cuando desapareció. Pedro tenía una experiencia y una conciencia social por la vida que llevábamos, una historia muy real que refleja a gran parte de la sociedad, porque a los ocho años Pedro empezó a estudiar y a trabajar, para cooperar en el sustento del hogar. Empezó a vender dulces, helados, hacía fletes en la feria, según la época era lo que vendía. En el transcurso del tiempo se fue dando cuenta de que había muchos niños que trabajaban como él, entonces empezó cada vez a observar más la realidad, que no era solamente la realidad de nuestro hogar, la pobreza de nuestra familia. La calle es la escuela de la vida, ahí está lo más real, y ahí empezó a observar a los obreros cuando llegaban en las tardes del trabajo, observa lo que es el trabajo duro.
Cuando mi papá se gastaba la plata, mi mamá iba a las chacras, a las parcelas que habían por acá en Santiago y cortaba porotos, arvejas o lo que fuera según la época. Trabajaba todo el día llenando sacos y de acuerdo a los sacos que llenaba era la porción que le pagaban. Tenía derecho a una porción para llevar a la casa. Cuando llegaba a la casa, dejaba un poco para hacer comida para nosotros y el resto lo vendía para comprar otros alimentos, el aceite, el pan, etc. Pedro empezó a observar todo esto, y quiso ayudar en el sustento del hogar, acompañaba a veces a mi madre a hacer trabajos de temporero, empezó a asumir ese rol y con el pasar de los años empezó a tomar conciencia de lo que realmente estaba haciendo y asumiendo, y empezó a explicarle a mi mamá cuando ella estaba cocinando y se inflamaba la cocina porque era a parafina, ella lloraba de rabia a veces y mi hermano siempre le daba un consejo para que todo fuera más fácil. Le decía “Mamita, hay familias que están peor que nosotros”, y calmaba a mi mamá. También siempre le decía que había que preocuparse por la alimentación y la educación.
Relatado por Rosa Merino, hermana de Pedro Merino.