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Los conocía como la palma de esta mano
En el último año del instituto fue a subir nota. En esa época, tú podías ir a hacer unos exámenes para subir la nota y dar la Prueba de Aptitud Académica de nuevo, que fue lo que hizo para poder entrar a Economía. Deben haber sido las doce del día y de repente hay una tremenda pelea, todo el colegio va a verla. Y yo digo, debe ser Enrique porque yo sabía que Enrique estaba ahí. Dicho y hecho. Estaba agarrado con el hijo de un juez de Patria y Libertad, que estudiaba ahí. Toda la bronca había empezado – esto debe haber sido el año 72’– porque había una movilización de obreros afuera. Y llegaron cuatro obreros y tocaron la puerta del Instituto Nacional para que los dejaran entrar porque venían los pacos atrás. Y este hijo del juez de Patria y Libertad les cerró la puerta. Y cuando Enrique vio eso, se encabronó de tal forma, que fue y abrió la puerta. Y ahí se agarraron a puñetazos.
A mí no se me ocurriría ir a meterme en una bronca que no es mía, ¿me entiendes o no? Pero siempre supe que era él. Como el mismo cuento de la Paya que yo sabía que no se iba ir de La Moneda sin Allende. Los conocía como la palma de esta mano.
Relatado por Max Ropert, hermano de Enrique Ropert.