Después del Golpe

Después del Golpe, dejamos abandonado el departamento por meses. Yo estaba embarazada y no tenía ninguna atención médica. Vivíamos en una precariedad máxima. Me acuerdo que nos echaron de varias partes. Obviamente comprendo el momento que vivía el país, pero en esas situaciones es cuando se ve la verdadera naturaleza de las personas. No había reglas, cada uno operaba según su conciencia.

Mi padre, Apolonio, se portó muy bien. El viejo no era militante ni tenía formación política, pero no se perdía en lo sustantivo. Él no dudó en acogernos por un tiempo.

No sé por qué en ese momento me vino una inquietud porque aún no estábamos casados. Se lo dije. Él me respondió: “Mejor que no estemos casados porque así no me pueden vincular con usted, es una ventaja. Además, no venga ahora a hacerme problemas, porque yo la estaba esperando con todo listito. Es usted la que tuvo problemas”. Me dijo eso porque yo llegué de la Unión Soviética con el carné vencido, después de todos los años que estuve afuera. No le di importancia a casarnos en ese momento y nunca legalizamos nuestra situación. Pero de todas maneras nos jugó a favor no habernos casado.

Relatado por Pola Ramírez, mujer de Lenin Díaz.