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La maleta
Mi mamá hizo esta maleta, la cerró, la guardó. La maleta tenía principalmente ropa, eran sus cosas, no era la maleta para llevarle si lo necesitara, sino que era la maleta para cuando volviera. La ropa, zapatos, objetos, alguna foto, el isopo de afeitarse, la máquina de afeitar.
Cuando él desaparece ella arma esta maleta. No sé a los cuántos días, pero al poco tiempo… para acuñar las cosas como tesoro más bien.
Mi mamá no la volvió a abrir hasta más o menos cinco años atrás . Fui yo la que abrí la maleta. Una vez la abrimos porque yo le pedí hacerlo para ponerle naftalina. Y antes la abrí como a los seis siete años, luego a los doce… como cada ocho años. Y después la abrí como a los 18. Cada vez que la abrí quedó grabadísimo en mi mente, y cada vez fue distinto. La primera vez ni siquiera vi los objetos, vi la pura ropa. Después de más grande recuerdo haberlo visto todo y haber visto el isopo, que no sabía lo que era. Y ahí me acuerdo de haber visto muchos objetos. Habían más cosas de lo que hay ahora. Unos retablos de Moscú, ropas, zapatos, máquina de afeitar, su reloj, un lápiz, la cigarrera… y después de más grande, como la tercera vez que la abrí, que fue cuando busqué la chaqueta para buscar la moneda. De esa época, entre los 15 y los 18 saqué mucha ropa que después la perdí, no sé qué pasó con ella. Saqué una camisa, un beatle, un abrigo, que ocupé por mucho tiempo, de los 15 a los 18. Ocupé ropa de mi papá. Era rara para vestirme. Me ponía un jeans, cualquier cosa abajo y arriba la camisa de mi papá, y le hacía nudo porque era más grande que yo. Usé unos beatles mucho tiempo, y usé un abrigo que incluso lo mandé a ajustar para mí, un abrigo escocés precioso. Después esas camisas creo que se las regalé a mi primo. Y después, hace cinco años atrás mi mamá la abrió formalmente, preparó unas bolsas, cada prenda en una bolsita y invitó a toda la familia de mi papá a comer, hizo una ceremonia, comimos, hicimos brindis y después pasamos a la pieza de ella y estaban todas las bolsitas y cada uno elegía algo. Y ahí se llevaron todos una prenda, mis primos, mi tía, los hijos de mis primos, todos. Ella se guardó alguna ropa, algunas colleras, el reloj creo que me lo chorié yo hace muchos años, mi mamá capaz que ni se acuerda que lo tengo yo. También una libreta que era de cuero con un martillo, maravillosa, que la tengo guardada también, esa también me la chorié. Es el cuero donde se ponían las papeletas adentro.
Relatado por Lorena Díaz Ramírez, hija de Lenin Díaz.