Nuestro papá y su muerte 

Soñé con mi papá hace mucho tiempo. Yo estaba sentada en una iglesia, cuando se me acerca y me dice: “No te preocupes que todo va a estar bien”. Siento que hay muchas cosas que yo no alcancé a conversar con el Fernando, porque yo tenía solo 20 años en ese momento y la educación era muy gansa en esa época.

Hay muchas preguntas, muchos temas. En este caso no se murió, hay un tercero que intervino. Tal vez si se hubiera muerto de muerte natural yo habría alcanzado a conversar con él, y estaríamos conversando en este momento de la vida, de política, etc. Y es esto lo que faltó. Por último verlo morir al lado de uno.

Nosotras no hemos hecho ese proceso de despedida, en el caso del Lincoyán, antes de que enterraran sus huesitos, los que encontraron, ellas ya habían hecho un proceso, pero nosotras no. Como no encontramos ningún huesito, no se cierra el círculo. Con respecto a mí, entiendo a Fernando, porque estuve mucho tiempo con rabia con él porque no se quiso ir, y entiendo que fue su vida, no tengo por qué enjuiciarlo, hasta cuándo lo voy a enjuiciar, ya lo solté. Él hizo su vida y respeto eso, y sola lo he ido procesando. Los sueños son recuerdos que uno tiene o cosas que uno quisiera que hubieran pasado.

Me acuerdo que aquí se saludaba para el año nuevo hasta como el 15, y ya después no. Con mi papá y mi mamá para los años nuevos íbamos a saludar a los vecinos para Agua Santa, después íbamos donde otros vecinos en caravana, y se iba sumando gente de otras casas.

Eso se perdió a nivel de todo, independiente de lo que nos ha pasado a nosotras, a nivel de patio, de población, de villa, se perdió. Ahora nadie sale de su casa. Para el 74 ya se habían vislumbrado las caras de los que eran amigos y de los que no. No podías andar saludando en la calle.

Tuvimos un vecino, que fue el Mallea, que días después del Golpe le dijo: “Edith, le vengo a pedir disculpas, nunca pensé que esto iba a ser así”. Y hay gente que cínicamente te decía: “No, si tu papá está en el extranjero”.

Relato de Érika y Mónica Navarro, hijas de Fernando Navarro.