+
La casa de seguridad
Fernando sabía que se venía la cosa fea. Fernando ya hacía varias semanas que llegaba a la casa y decía: “La cosa está fea”, y si la cosa está fea es porque el fascismo es malo, porque el fascismo ataca. Por eso él tenía este tema de la seguridad. En Valparaíso él tenía una casa de seguridad donde habían hecho un sótano con tablas, que incluso, muy previsor, donde había dejado leche condensada por si tenía que pasar más tiempo ahí.
Las cajas de mercadería que llegaban aquí mensualmente, eran pura mercadería y venía una caja chiquitita con puras cosas dulces: miel de palma, leche condensada, chocolates, cerezas marrasquino. Era super embelequero. Después él se va a a esta casa de seguridad, y ahí sus compañeros lo sacan escondido en el tren a Santiago, donde vive los tres años de clandestinidad.
Relato de Mónica Navarro