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Sra. E. Díaz de Navarro:
Corazón te escribo así, porque, hace tanto tiempo que no te veo, que me pareces que estás muy lejos, es como si estuvieras envuelta en una niebla, que demora en deshacerse, te sueño despierto y he dormido más aún. Mi vida; he sabido que has llorado ¿Por qué lloras? ¿ Ya sabes que me apena verte llorar? Dime qué te pasa. Yo no quiero que llores o que sufras, no ves que así me haces sentir mal, tú bien sabes que me pongo idiota, aún más de lo que soy, si eres buenita y es verdad que me quieres, no llores ¿Quieres?
Esta corta separación me ha servido para convencerme que te quiero más aún de lo que yo imaginaba. ¿Sabes?, me he puesto poeta, pero no sé rimar, así que te escribo mi primer poema en prosa. Léelo mi vida por favor ¿Quieres? Ahí va:
Anoche soñé contigo, estabas como siempre.
Bonita, buena, rubia y cariñosa
Te besaba en las manos, te besaba en los ojos
Te besaba en la frente, te besaba en la boca.
II
Tu dejabas que yo acariciara tu cuerpo
Y tus manos tibias y blancas acariciaban mi pelo
Mientras yo me perdía en tus ojos
Te abrazaba tu cuerpo, con la fuerza del hierro.
III
Sentía que la sangre me ardía en la venas,
Ardía en mi mente una loca pasión,
El saber que eres mía, el saber que soy tuyo,
se llenaba mi cuerpo de raros temblores
y en mi locura eterna imploraba tu amor
IV
Unas frases muy dulces tu boca decía,
Me llegaba al alma, me llenaban de gozo,
Y yo también repetía vocablos muy bellos
Te besaba aún mas, en un sinfín de besos
V
Más de pronto despierto,
No te encuentro a mi lado, aún no comprendo,
Te busco, no te hallo, reacciono; ¿qué fue un sueño?
No, no puede ser, queriendo convencerme a mí mismo.
Que sea realidad y que también sea eterno.
VI
Una vez, despejada mi mente,
Te sigo evocando y no puedo dormirme
Dime mi vida ¿Vendrás a mi lado?
Yo tu esclavo, tu ciervo, te implora y suplica
Y en un altar de rosas y oro yo te he idolatrado.
Dime mi vida ¿te gusta? Es para ti, perdona sus errores, guárdalo mucho, porque es tuyo y nada más que tuyo, porque, por ti y para ti lo he escrito.
Mi vida, estoy llenando una canasta de besos y caricias para cuando vuelvas. El trono para nuestra reina Angélica I está listo, su primer ministro, yo, espero impaciente su llegada y tú, su primera dama de honor, cuídala mucho, si es que aprecias tu existencia, pues si le pasa algo, todo el reino, se levantará como un solo ser , para sentenciarte. ¿Pero qué estoy diciendo? ¿Yo advirtiéndote a ti que le cuides? Sabiendo que quieres a la reina quizás más que a todo el reino junto, pero nunca más que yo. Dime qué hace la reina ¿cómo se siente? ¿qué dice?
Tú la entiendes ¿no es cierto?
Mi pedazo de cielo ; doy fin a mi testamento, rogando a Dios no haberte cansado, pero ¿qué quieres? Tenía que decirte todo esto, no podía soportar más la ganas de contártelo, y aún queda espacio para repetir una vez más y eternamente: Te quiero, mi vida, te quiero.
Me despido de ti, besándote mucho
Fernando Navarro